El vendedor de ecos

Mientras Zeus se acostaba con otras mujeres, la ninfa Eco lo encubría seduciendo con su elocuencia a su mujer, Hera. Enterada del engaño, la diosa la castigó a que sólo pudiera repetir la última palabra de sus interlocutores. En otra versión, Pan está enamorada de Eco y ésta no le corresponde. Enfurecido, el fauno manda que unos pastores la desgarren y que repartan sus trozos por toda la tierra, lo que entendemos por eco serían sus lamentos dispersados por todo el mundo. El protagonista de este cuento, El vendedor de ecos, va en busca de estos lamentos. Decepcionado por el fracaso de sus anteriores colecciones, toma una decisión insólita: perseguir el eco por los cuatro confines. «Empezó comprando un eco en el estado de Georgia, el cual se repetía cuatro veces, después compró uno de seis repeticiones, en Maryland; luego otro de trece, en Man. La siguiente compra fue la de un eco de 9 repeticiones, en Kansas y más tarde, la de otro de 12, en Tennessee. Este último le resultó barato, porque, a causa de haberse derrumbado parte de una peña, requería una reparación. Él pensaba que sería fácil de reparar rematándolo convenientemente, pero el arquitecto que se encargó de la empresa no había hecho ecos en su vida y acabó estropeándolo por completo. Después de las obras, aquello quizá hubiera podido servir para asilo de sordomudos...» Algunos buscan rayos de luna; otros, la mítica armonía de las esferas; no menos utópica es esta recopilación de ecos que habría seducido al ciego porteño. El sorprendente final no desmerece de aquellos incautos que buscan quimeras semejantes.

Autor: Twain, Mark

Precio: $55,000